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Otoño-Invierno y Trastorno Afectivo Estacional.

Al periodo de festejos decembrinos se asocia una época de felicidad colectiva, gusto por compartir y pasar tiempo con la familia y seres queridos, pareciera un periodo de obligada felicidad asociada también a los efectos que campañas publicitarias y de consumo han provocado por años; tradicionalmente se ha constituido como un periodo de cierre de ciclos y evaluación del año que termina, se evalúa lo vivido y el logro de metas.


Sin embargo, algunas personas no la pasan tan bien, se observa en ellas datos de alteraciones en el estado de ánimo de predominancia depresiva, estas personas probablemente experimentaron durante el año alguna perdida que no han podido superar, como puede ser la muerte de un ser querido, la ruptura de una relación de pareja o la pérdida del empleo. Los festejos y la demanda social por compartir y por esta felicidad colectiva que no experimentan las puede llevar a una frustración mayor e intensificar la tristeza o depresión.


Por otra parte, es importante mencionar que, al invierno se asocian la presencia del TAE Trastorno Afectivo Estacional, más común en latitudes norte altas; la frecuencia es aproximadamente el doble en mujeres que en hombres y en el grupo de edad de 20 a 35 años, la incidencia decrece con la edad. (1)


Cuando los días son más cortos que la noche, la luz solar disminuye, influyendo en la producción de serotonina y melatonina, sustancias involucradas con el estado de ánimo. La falta de luz solar disminuye la producción de serotonina, lo cual está asociado con la depresión; con la oscuridad el cuerpo aumenta la producción de melatonina, provocando que una persona se sienta somnolienta y letárgica, es así, que se presenta el Trastorno Afectivo Estacional (TAE), inicia en el otoño y continua en el invierno, también puede tener síntomas de hipomanía al llegar la primavera.


El TAE tiene episodios depresivos que se caracterizan por alteraciones del humor propios de la depresión como son la tristeza, anhedonia (perdida de interés o satisfacción por actividades), ansiedad, irritabilidad, astenia (debilidad generalizadas del organismo) y en algunos casos disminución de la libido, así también se presentan síntomas llamados vegetativos como son hipersomnia (necesidad de dormir durante del día), aumento del apetito, aumento de peso, abatimiento físico e hipersensibilidad al rechazo interpersonal.(2)

Bibliografía.

1.- Gatón Moreno, Miren Aiala; González Torres, Miguel Ángel y Gaviria, Moisés. (2015). Trastornos afectivo estacionales, “Winter blues”. Rev. De la Asociación Española de Neuropsiquiatría, 35 (126), 367-380

2.- Fresno, D; Pedrejón,C; Benaberre, A; Valle, J; Arrauxo, A; Vieta, E. Trastorno afectivo estacional. JANO. 2006; 14-20


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